NOSOTROS

Como una más de las miles de familias que emigraron del campo a las ciudades en busca de oportunidades, llegamos desde Nariño, en el suroeste de Colombia, hasta el corazón de la misma, en la capital Bogotá, con la esperanza de tener una mejor vida y una nueva tierra a la que llamar hogar. Posteriormente, en el año 2000, encontramos un lugar de ensueño en las altas montañas de Sumapaz, montañas que, para nuestro asombro, estaban repletas de algo invaluable para la vida: el agua.

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SEMBRANDO
UN FUTURO

Durante los siguientes años retomamos la tradición campesina y las actividades agropecuarias, al mismo tiempo que conociamos más sobre el territorio y sobre la importante función de los páramos en el ciclo hidrológico y para la vida en sí.
Ante esto, en el 2013 fundamos Sumapaz Vive motivados por el sueño de proteger el páramo de Sumapaz y de que los colombianos conozcan esta hermosa fuente de vida y sean parte de su cuidado.

NUEVOS HORIZONTES

Transcurría septiembre de 2016 y la firma del acuerdo de paz entre la antigua FARC y el Estado Colombiano generó un hito de escala internacional, favoreciendo la perspectiva de seguridad del país en el exterior, además, mostró una narrativa de reconciliación y nuevas oportunidades, permitiendo así que los horizontes de los territorios que eran inaccesibles debido al conflicto armado finalmente se abrieran, como en el caso de Sumapaz.

UN COMPROMISO
OLVIDADO

Gracias al acuerdo de paz los visitantes al páramo de Sumapaz pasaron de ser cientos a miles, pero esto desató un conflicto socioambiental debido al impacto negativo al ecosistema que estaba generando el turismo desenfrenado, aunado a las restricciones para seguir realizando las actividades agropecuarias que el campesinado llevaba realizando por décadas y eran su fuente de sustento.
Dichas restricciones se debían a que casi cuatro décadas después de que el Parque Nacional Natural Sumapaz fuera declarado área protegida no fue sino hasta el 2016 que las entidades ambientales hicieron presencia en el territorio con el fin de cuidar el páramo de Sumapaz, pero olvidaron cuidar a quienes lo habitan.

La situación económica para el campesinado era cada vez más crítica y las relaciones con las entidades ambientales eran casi nulas, además del sentimiento general de injusticia por la presencia de operadores turísticos ilegales que se lucraban en el territorio, mismo territorio que por años el campesinado protegió y en el cual ahora ni siquiera podía trabajar.
Finalmente, esto escaló al punto que una parte de los campesinos de las veredas de Santa Rosa Alta, Santa Rosa Baja y Taquecitos de la localidad 20, Sumapaz, tuvieron que emigrar a otras veredas o incluso ciudades en busca de un sustento para sus familias.

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UNIDOS POR
EL PÁRAMO

En el 2022 después de varios años de dificultades a causa del conflicto socioambiental y superando los retos que supone impulsar un proyecto de conservación en el territorio, presentamos ante la comunidad una nueva forma de ver el turismo desde un ecoturismo comunitario, con el fin de permitir que el campesinado pueda trabajar de nuevo al mismo tiempo que preserva, conserva y restaura el páramo de Sumapaz.
No obstante, primero se necesitó de meses de dialogo con Parques Nacionales Naturales de Colombia y demás entidades, para que en conjunto con la comunidad se iniciara el proceso de reglamentación del turismo en el territorio y así Sumapaz Vive al fin abriera sus puertas ante el mundo.